El eje de la Bienal de Arquitectura de Quito (BAQ) 2024 fueron las ‘convergencias’ entre el espacio, la naturaleza y las necesidades de la gente. ¿Cuáles eran las propuestas?

La Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito 2024 tuvo como sede teatros antiguos de la capital: el Sucre y el Bolívar. Esto es significativo, al fin y al cabo, dichos edificios son, en sí mismos, auténticas obras del arte arquitectónico.

Sin embargo, lo más importante no es el escenario, sino las propuestas que hubo sobre él. Estas partían de que una buena vida en las ciudades depende del equilibrio entre paisaje, humanos y edificaciones o, mejor dicho, de la convergencia entre los tres.

‘Convergencias’

El 2024 es un año particularmente complejo para el Ecuador -sequía, incendios, falta de energía eléctrica-, aunque también lo es para otros países que están absorbiendo de un modo u otro el impacto del cambio climático. Pero es precisamente en estos periodos cuando se impone la búsqueda de alternativas.

Por eso, la Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito apuntó a concientizar sobre el crecimiento irracional de las ciudades y cómo este afecta a la calidad de vida.

Protagonistas e ideas

La convergencia también podría aplicarse a los expositores y los concursantes de la Bienal de Arquitectura que llegaron a Quito desde varias partes de América y Europa con la idea de humanizar a su disciplina.

Por ejemplo, Ernest Garriga explicó que en su cooperativa LACOL estimulan a los ciudadanos para que se involucren con el devenir de su comunidad. Para eso, han transformado a los arquitectos, sin perder su esencia, en facilitadores.

En cambio, el colombiano Edgar Mazo usaba con frecuencia la palabra ‘relaciones’ en su charla magistral del 18 de noviembre, refiriéndose a la gente y al entorno natural. Por eso, en sus diapositivas fue posible ver muebles fabricados con materiales del territorio y a comunidades aprovechando los recursos naturales sin devastarlos.

Manuel Cervantes, a medio camino de la filosofía, habló de una arquitectura como un proceso circular, cuyo motor es el conocimiento -esto es: necesidades, historia del entorno, cultura, ideas- y al que solo se puede alcanzar a través del diálogo.

Entre los finalistas de la Bienal el lenguaje también era humano más que técnico: el arquitecto debe preocuparse por la gente. Así, Salomé Chimbo -que participó con excompañeros de universidad en la categoría de ‘Intervención sobre arquitectura preexistente’- explicaba sobre su plan para hacer un centro de reinserción de los habitantes de la calle.

¿Una nueva arquitectura?

Jane Jacobs publicó en los años sesenta Muerte y vida de las grandes ciudades, un libro centrado en la importancia de crear vínculos entre los vecinos, lo que se traduce en seguridad y un ambiente sano. En eso se enfocaron los expositores: una vida comunitaria satisfactoria.

La naturaleza también estuvo presente tanto en los trabajos como en las charlas. Acaso porque ya no da más. Y una de las soluciones está en la misma práctica: los arquitectos recurren con más frecuencia a los materiales sostenibles y al desarrollo de espacios verdes.

En definitiva, el papel de estos profesionales también ha cambiado, pues el empeño de llenar las aceras con edificaciones gigantescas poco a poco queda relegado para que seres humanos más sensibles con el mundo ofrezcan opciones en medio de un tiempo caótico.

La Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito

Era el año de 1978 cuando se realizó por primera vez. Por ese tiempo todavía se llamaba Bienal de Arquitectura de Quito, a secas, y bajo la organización de Luis Oleas, Rafael Vélez, Guido Díaz, Evelia Peralta, Rolando Moya, Rubén Moreira y Fernando Flores abrió sus puertas a proyectos, investigaciones y publicaciones. En 1994 obtuvo su nombre actual y durante toda su historia ha contado con más de quinientos expositores.

La edición del 2024 arrancó el 18 de noviembre y por cinco días participaron más de setecientas obras en la competencia, al tiempo que 36 conferencistas y críticos asistían a conversatorios y clases magistrales.

Los invitados llegaron de países como México, Estados Unidos, Colombia, Brasil, Chile, Uruguay, España, Italia, Francia y Países Bajos.