La segunda mesa redonda del Seminario Académico de la BAQ 2022, se llevó a cabo con éxito. Su enfoque giró en torno a los desafíos de la arquitectura y su relación con los modelos de enseñanza en el contexto de la pandemia y la contemporaneidad.

La educación es una de las actividades esenciales para el desarrollo del ser humano que ha tenido que adaptarse a diferentes circunstancias a lo largo del tiempo. La pandemia de la COVID-19, ha generado efectos evidentes en los modelos de enseñanza que nos llevan a cuestionarnos las formas de transmisión del conocimiento y el aprendizaje; y a la par, reflexionar sobre la relación entre arquitectura y pedagogía.

Este tema se abordó desde las dinámicas pedagógicas que nacieron en la crisis y lo que esto ha significado para los modelos tradicionales. Así mismo, se debatió sobre la respuesta de la arquitectura a las condiciones impuestas por la pandemia.

El debate fue moderado por Bernarda Ycaza, directora del Museo Archivo de Arquitectura del Ecuador (MAE), contó con la participación de los arquitectos: Ramón Rispoli (ITALIA); Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse del estudio BARCLAY & CROUSSE (PERÚ); María Augusta Hermida de LLACTALAB (ECUADOR) y David Goodman docente del IE University School of Architecture and Design.

En la mesa redonda se discutió sobre las siguientes interrogantes. –

  • ¿Cómo abordamos dinámicas pedagógicas pertinentes en un periodo de emergencia, que pone en crisis los procesos tradicionales de enseñanza?
  • ¿Qué impacto ha tenido esta suerte de hibridación y cómo lo han visto desde sus ámbitos de acción?
  • ¿Cuál es la agencia de la arquitectura desde esta visión de los modelos pedagógicos, de los modelos inductivos?

Ramon Rispoli mencionó que “se trata de la capacidad de los medios. Lo que los medios te permiten y lo que los medios no te permiten. Es decir, todos los problemas que tienen que ver con la política de privacidad. En cuanto a lo asincrónico, nosotros producimos cápsulas, y las cápsulas no son más que mercancía y material, son capitalismo cognitivo, nos están extrayendo cápsulas. Están convirtiendo la enseñanza en objeto de mercancía”.

Por otro lado, María Augusta Hermida (LLACTAB) manifestó que “la COVID representó una excelente oportunidad para pensar la Universidad. Estamos al borde de ser obsoletos; de quedar fuera de todo y no ser pertinentes. Porque la COVID nos ha demostrado que hay una serie de estructuras que mantenemos en la universidad y ya no están acordes con el siglo XXI y con los grandes desafíos a los cuales nos estamos enfrentando. Necesitamos replantearnos las formas de habitar”.

A su vez, Jean Pierre Crousse (BARCLAY & CROUSSE) recalcó que “la pandemia ha sido una contingencia, estuvimos obligados a adaptarnos a la virtualidad. Si queremos enseñar al alumno que aprenda a aprender, tenemos que entender la complejidad de las cosas. La arquitectura es una acción de resistencia, porque la sociedad nos empuja a ser expertos y a no ver la complejidad de lo real. Tenemos que entender esa complejidad y reaccionar a esa complejidad, al contexto del problema, y no al problema en sí mismo. Creo que hay que formar arquitectos que estén preparados a transformar en la complejidad. Y hablo de lo transdiciplinario, siempre anclado en la disciplina”.

Y para finalizar, David Goodman comentó que es necesario “no confundir  la disciplina con la profesión. La arquitectura sí que tiene agencia, y es una agencia única, no es una agencia totalizante. Y, este es el error, el pensar que solo la arquitectura puede cambiar el mundo. La arquitectura puede contribuir a cambiar el mundo. Pero nosotros no podemos, simplemente proyectar nuestra visión totalizante, sin pensar que esta arquitectura entrará en relación con otras fuerzas”.

En consecuencia, más allá de los aspectos negativos, dicha emergencia sanitaria, así como otros eventos de crisis, pueden representar una ocasión para evaluar la manera en que los procesos pedagógicos deben responder a los desafíos contemporáneos y futuros.

Después de todo, el volver a ver está también presente en la condición proyectual de la arquitectura, pues, alimentándose del pasado y actuando en el presente, ha tenido la posibilidad de poder proyectarse hacia el mañana.  Estos diálogos y reflexiones permiten generar un lugar de encuentro e intercambio entre distintas posturas.