El primer día de la Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito BAQ2024 estuvo guiado por el tema de la innovación y adaptabilidad en el uso del espacio, con diálogos que se llevaron a cabo en el Teatro Sucre.

Los conversatorios de la BAQ son espacios de discusión crítica que vinculan la teoría y la práctica arquitectónica. En esta edición, se desarrollan de manera simultánea en los teatros Bolívar y Sucre, ubicados en el Centro Histórico de Quito, y se organizan en formato de foros.

El contenido de cada conversatorio se presenta en dos momentos: una exposición inicial por parte del autor o autora de la obra y un análisis crítico a cargo de especialistas, estudiantes y profesionales. Además, se promueve la interacción con el público asistente.

Este primer día, el Teatro Sucre fue el escenario de dos conversatorios de gran relevancia, centrados en las dinámicas sociales y el uso del entorno. Estas propuestas destacan por su enfoque innovador y su capacidad de adaptarse al contexto.

Torre Avancer

El primer conversatorio giró en torno a la obra Torre Avancer, del estudio mexicano Manuel Cervantes Estudio. Cervantes es conocido por sus proyectos en instituciones gubernamentales y colaboraciones internacionales.

La Torre Avancer, ubicada en la periferia suroeste de San Luis Potosí, México, combina espacios de comercio y oficinas, destacándose por su diseño innovador y su integración en un entorno urbano en constante transformación.

Sobre cuatro niveles de estacionamiento se desarrolla una planta baja concebida como una planta libre, que enfatiza la relación peatonal entre el edificio y la calle. En los niveles superiores, el volumen del edificio se fragmenta en tres “subtorres” de distintas alturas. El diseño de las fachadas responde a las condiciones de asoleamiento, y el concreto pigmentado establece una conexión con la piedra característica de la región.

El conversatorio fue moderado por la arquitecta Yadhira Álvarez, presidenta de la BAQ2024, y contó con la participación del crítico Ricardo Daza (Colombia). Daza destacó los desafíos del proyecto al equilibrar el diálogo con la tradición y, a la vez, distanciarse de ella.

Se resaltó el uso de la piedra local en la planta baja, lo que conecta el diseño con la memoria del lugar y evoca un sentido de temporalidad. El estudiante Daniel Felipe Torres de la Universidad del Rosario (Colombia) añadió una perspectiva interdisciplinaria, relacionando la arquitectura y la música en su ensayo “Armonías de la memoria en la arquitectura y música”. Según Torres, tanto una canción como un espacio pueden generar experiencias memorables, destacando la conexión entre creatividad y oficio.

El arquitecto Manuel Cervantes cerró el diálogo afirmando la importancia de construir relaciones humanas con los clientes y permitir que estos se apropien de las obras, ya que “el arquitecto es solo un traductor de la misión de sus clientes”.

Edificio Bonpland 2169

El segundo conversatorio se centró en el Edificio Bonpland 2169, obra de ADAMO-FAIDEN, un estudio argentino fundado en Buenos Aires en 2005 por Sebastián Adamo y Marcelo Faiden.

Ubicado en el barrio de Palermo, Argentina, este edificio aborda la diversidad de usos mediante una homogeneidad espacial, ofreciendo una estructura abierta a múltiples apropiaciones. Organizado en cinco crujías perpendiculares a los muros medianeros, el proyecto se adapta a los objetos y las actividades que ocupan cada unidad, explorando nuevas maneras de habitar.

El arquitecto uruguayo Agustín Fiorito, asociado de ADAMO-FAIDEN, explicó que el edificio fue concebido para no condicionar su futuro. Destacó que, en planta baja, los edificios deben suavizar su relación con el entorno, generando espacios de interacción entre personas, animales y autos: “No existe edificio sin vereda ni vereda sin edificio”.

El evento fue moderado por el arquitecto Mario Cueva (Ecuador) y contó con la participación de estudiantes de la Universidad del Azuay (UDA) y la Pontificia Universidad Católica del Ecuador sede Santo Domingo, así como del crítico Pedro Livni (Uruguay). Livni subrayó la importancia de crear una relación más amable entre el interior y el exterior, una característica que no debe limitarse a los barrios privados.

Paula Emilia Palacios de la Universidad del Azuay (Ecuador) destacó la transición fluida entre la edificación y el entorno, señalando que “la vegetación será un habitante más del edificio, trayendo el paisaje hacia los patios y generando continuidad con la ciudad”. Por su parte, los estudiantes Yuleidy Cevallos y Jonathan Infontel (PUCE Santo Domingo) reflexionaron sobre el impacto de las ciudades que estamos construyendo hoy, señalando que cada edificio debe dialogar tanto con su entorno como con la naturaleza, respetándola y regenerándola.

El conversatorio concluyó con preguntas sobre el edificio Bonpland 2169, resaltando su calidad espacial y su relación interior-exterior. Se reafirmó la importancia de buscar la armonía entre la edificación y la ciudad.